De sangre, sombreros y piratas

02/10/2018

Por las venas nuyorriqueñas de Jerry González corría el Latin Jazz a borbotones.

Porque sus influencias eran Milles Davis y Dizzy Gillespie, pero la sangre siempre le acababa llevando por otras latitudes, muy cerca de Tito Puente, Bebo Valdés, Gato Barbieri, Paquito D’Rivera, Chano Domínguez o Michel Camilo, con los que habitaría esa Calle 54 que lo cambió todo.

Se despedían los años 90 y por aquellos tiempos Jerry ya no se despegaba de su sombrero

Aunque aún no sospechaba que acabaría aupándole a icono del Latin Jazzcomo una especie de Heisenberg de la trompeta. Como contó al poco tiempo de instalarse en Madrid, tampoco era consciente de lo que podía suponer la película hasta que llegó a España y vio la reacción del público. “El último concierto de la gira fue en Madrid, estábamos cansados. Fue la vez que peor tocamos pero la gente nos dio una ovación de pie. No lo entendí. I thought we sounded like shit. Pero la gente estaba ahí queriéndonos, man; yo estaba alucinando.

Jerry aún no lo sabía, pero su nombre había pasado a formar parte de la leyenda

Tal y como lo definió Fernando Trueba: “el poeta maldito del jazz latino, el último pirata del Caribe”.

Corría el año 2000 y después de ese último concierto en Madrid, Trueba se acercó y le presentó a Javier Limón y a Diego El Cigala. Un encuentro que nuevamente lo cambiaría todo.

“¿Qué vas a hacer ahora?”, me preguntaron. Les digo que me vuelvo al día siguiente a casa. Al rato me preguntan que por qué no me quedaba. “No puedo“, les dije. “No puedo pagar hotel aquí, quedarme así..“. “No“, me contestan, “te vienes con nosotros y estás en casa, no hay problema“.

Y así fue como, por las venas de Jerry, el Latin Jazz comenzó a fusionarse y, a base de ritmos y melodías de aquí y de allá, lo acabaría transformando en un auténtico pirata del flamenco.

Jerry González & los Piratas del Flamenco

fue el primer fruto de sus tiempos en España, junto al guitarrista Niño Josele, el cantaor Diego el Cigala y el percusionista Israel Suárez Piraña. No había bajo, batería ni piano. Pero no les hizo falta. El álbum fue nominado al Grammy como mejor disco de jazz latino y obtuvo el galardón de la crítica en los premios de jazz de Nueva York dentro de la misma categoría.

Josele empezó a tocar el riff que le había salido mientras estaba escuchando la grabación del día anterior. Yo mis congas. Y así empezó: la la la la, doo doo… alone. So I do my drums: tuc pac pac tuc… Y calzó ahí mismo, and I said OK. He said, “I’ve got this idea: you play this,” and I said OK. And he played the first thing when we played cajón, just to set up the rhythm. Y así encontramos la línea melódica para eso. And then we started doing the shit up there, it was just me and Josele. The majority of the album is just me and Josele, you know; I’m doing the horn shit, the percussion shit, and he’s doing the guitar shit, you know. I taught him some shit, he taught me some shit, you know. And we did the record, man!

Después de los piratas del flamenco, vinieron otros proyectos: A primera vista (2002), Music for Big Band (2006) y Avísale a mi contrario que aquí estoy yo (2010) y Jerry González y el Comando de la Clave (2011). Su último trabajo, publicado en 2014 junto a la Big Band de Miguel Blanco, es un tributo a lo que dio comienzo a todo: The Fort Apache Band.

Después, Jerry se retiró de las salas de concierto. Pero se le veía a menudo por la ciudad, departiendo sobre la música y sobre la vida con quien se le acercase. Un músico de fama mundial a la puerta de un chino de Lavapiés, comenzando la conversación con un “Coltrane rules!”: 

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